Históricamente la disposición “voluntaria” fuerza de trabajo en el mercado es la premisa de la existencia de ésta como una mercancía, con la subcontratación se lleva a otro nivel la fetichización de las relaciones sociales de producción. Pues se consolida el negocio de la compra y venta de la fuerza de trabajo, como una ofensiva contra las pretensiones de la clase trabajadora con el fin de aumentar la ganancia. Así el esquema de contratación outsourcing ha permitido mayor extracción de plusvalía de los trabajadores, pues, ha logrado disminuir los salarios y ha contribuido a aumentar la intensidad del trabajo incrementando la competencia entre trabajadores mediante las retribuciones por desempeño. Así mismo, ha permitido a las empresas deslindarse de las demandas históricas de los trabajares como lo son las prestaciones sociales y evadir tributaciones al fisco. El deslinde de responsabilidades mediante la contratación por un tercero facilita a las empresas la atracción y repulsión