El pueblo de Puerto Rico acaba de obtener una victoria ante una dictadura. Que lo sepa el mundo, derrotamos, por vez primera, a una de las figuras principales del despotismo colonialista y neoliberal. La unión entre la fuerza revolucionaria y popular fue la fuente de la victoria. Por más de una semana resistimos ante la policía y combatimos sin cesar. Esta histórica hazaña merece ser catalogada como un acto del más alto de los heroísmos. Sin embargo, el gobierno sigue en manos de la clase más corrupta de la humanidad. La deuda sigue estando alrededor del cuello del pueblo puertorriqueño. Nos negamos a reconocer cualquier supervisión de la Junta de Control Fiscal, que sigue volando como guaraguao sobre nuestros montes y tierras. El machismo, racismo, la xenofobia, homofobia, transfobia y toda una series de valores nocivos y de explotación nos contamina el aire. El próximo año 2020 ocurrirá el traspaso tradicional de una administración colonial a otra.